viernes, 2 de mayo de 2014

COMO GAY O LESBIANA, ¡DEJA DE SER VÍCTIMA.!



Hasta que me enamoré de mí, el mundo se enamoró de mí. Me acepté y me aceptaron.

No tengo nada raro, no soy nada malo, soy yo, me siento orgulloso de ser quien soy,
camino con la frente en alto, la mirada fija y me río como me gusta.

Caminé por la vida sonriendo por ser quien soy y entonces no hubo agresiones,
los demás me vieron y me respetaron, dejé de preocuparme por el qué dirán,
me comencé a ocupar en sonreír y agradecer por estar vivo;
a los que no les gusta lo que hago se alejan callados,
es el poder de la atracción.


Alejé el miedo de que me vieran y la violencia desapareció.
Respeto mi persona, soy digno, los demás sienten mi respeto
y me respetan, no hay de qué esconderme.

Nací en la tierra, año, día y segundo exacto, nací para ser yo, naciste para ser tú,
no para vivir atormentado.

Nací para ser feliz y las miradas de otros no van a detenerme,
los murmullos de otros no van a debilitarme, yo mismo no voy a flagelarme.
No soy una víctima, soy el héroe de mi propia historia.
He decido no ser un espectador, sino actor del cambio, el protagonista de mi vida.


Cada vez es más común ver a dos hombres tomados de la mano por las calles,
ver a dos mujeres abrazadas y besándose en la boca.

El mundo es más tolerante y se abre al cambio,
quienes tienen el valor de ser ellos mismos han generado ese cambio.

No voy a exhibirme, pero no viviré escondido,
no voy a gritarlo, pero no voy a negarlo.

Vine a vivir mi vida, no a darle gusto a los complejos de otros.
No debes reprimirte, si te reprimes pierdes,
pierdes ese momento maravilloso donde pudiste sentir la magia de un beso,
el calor de un abrazo, la ternura de un “te quiero“, la salvación de un consuelo.

Las relaciones se construyen de momentos,
no mataré mis momentos sólo para unos cuantos no se enojen,
si no les gusta lo que ven, entonces que miren hacia otra parte.

Hasta que me enamoré de mí, el mundo se enamoró de mí.
Me acepté y me aceptaron.
Dejé de tener miedo y la violencia se alejó.
Sonríe, la aventura es maravillosa.

JONA HEBER