jueves, 25 de enero de 2024

APARICIONES DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CAJAS . LO QUE NO SE DIJO.


APARICIONES DE LA VIRGEN MARÍA  EN EL CAJAS .
LO QUE NO SE DIJO. 

Que Alberto Luna Tobar es un cura polémico todo el Ecuador lo sabe. En ese entonces y cuando se desempeñaba como Arzobispo de Cuenca, fue sin querer uno de los protagonistas de los sucesos, que conmocionaron al país.  Cuando se toca el tema del Cajas, sin quererlo eleva su voz y se apasiona: "Vinieron sobre mí queriendo derribar mi posición, pero dije siempre lo que no estuvo bien. Hubo una sicosis colectiva que vino de gente de fuera y no de Cuenca. La Iglesia formó un tribunal con hombres muy preparados y serios que estudiaron el caso. Lamento que la soberanía jurídica de la diócesis, no fuera respetada por muchas personalidades que se proclamaron frente al suceso. Nosotros hicimos lo que debíamos. El tribunal lo presidió el padre Guillermo Andrade, vicario general de entonces y, presionados en un momento dado por las fuerzas que aceleraban la proclamación del hecho, hicieron una declaración en la que decían, que hasta ese momento solo se podía hablar de algo puramente humano". Gesticula sus manos y agrega: "El tribunal pudo determinar que no hubo hecho sobrenatural allí", sostiene. ¿Y que pasó con ese famoso voto de silencio que hizo Patricia Talbot? "Una de las cosas que defendí en el asunto del Cajas era la independencia de la persona involucrada en el asunto. Es necio decir que se impuso un voto de silencio a Patricia, ella lo hizo libremente delante del Obispo, porque quería una solemnidad, y feliz o desgraciadamente, yo era el representante de la Iglesia en ese momento y lo hizo ante mí".

En la actualidad, sin embargo, se ha autorizado la realización de misas, tanto en el Cajas como en la sede de la Fundación, monseñor. "Las cosas tienen su explicación. Pueden haberse dado algunas licencias en virtud de circunstancias especiales. Esas licencias no quieren decir de ninguna manera, una aprobación definitiva de la Iglesia. La aprobación definitiva es de otra naturaleza. La misa, la puedo autorizar en cualquier lugar decente. Todo lugar del mundo es sagrado, ahora que declarar un paisaje como sitio sagrado, no puede darse".

Otra cosa monseñor, en el jardín del Cajas, pegada sobre una vitrina, hay una carta firmada por Gastón Ramírez que sostiene que el santuario ha sido declarado como un lugar de indulgencia en el año del Jubileo 2000 ¿es cierto eso? "Lamento decir que Ramírez no es traductor de la voz de nadie, cuando eso esté firmado por el Obispo yo acepto".

Uno de los fenómenos que se dieron como consecuencia de la gran cantidad de personas que peregrinaban rumbo al Cajas en la época de las apariciones, fue la amplia cobertura que le dio la prensa al asunto. Monseñor Luna comenta: "Un señor que presume de teólogo y que estaba dentro de ese movimiento, delante de testigos, me dijo que el sol estuvo a 20 centímetros de la cabeza de ellos. Y yo les dije ¿todavía viven?, hasta las joyas que portaban se les hubieran licuado ¿cómo va a ocurrir semejante cosa? Son hechos absurdos que la emoción hace pronunciar, aún en personas que uno piensa que deben tener más equilibrio y ciertos miembros de la prensa que no quiero mencionar, ayudaron a ese dese-quilibrio".

Carlos Vera, el periodista más popular de los noticieros de la época, quien cubrió repetidamente el fenómeno del Cajas, da su versión respecto a la llamada "danza del sol": "Yo grabé en vídeo lo que alguna gente atribuía a una sicosis colectiva: el sol moviéndose erráticamente, las manos de los fieles con polvo dorado y el súbito despejarse de un cielo nublado y un haz de luz sobre el jardín al momento del mensaje"".

"Personalmente sentí un magnetismo muy especial y apareció es mis manos el polvo dorado. Me atribuyeron afán de rating y hasta haberme convertido. Ni lo uno ni lo otro". Por otro lado Kira Tolkmik, fotógrafa alemana radicada desde hace muchos años en el país, quien estuvo casualmente ubicada junto a Carlos Vera el día de la peregrinación, asegura no haber visto nada anormal en el Jardín de la Virgen. "El sitio me dio la misma impresión que las ruinas de Ingapirca. Coincido en que es un sitio de respeto, como cualquier sitio de peregrinación, pero nada más. Pienso que lo de Cajas fue una inmensa necesidad de un pueblo en emergencia, porque ya ni siquiera hay políticos en quienes creer".

Finalmente, monseñor Luna agrega: "Siempre he creído que es muy triste que lo religioso termine profanado por otras razones y usted sabe que los grupos masivos que allí asistían, significaban una inmensa inversión". Sin mencionar el gran auge turístico que se dio a raíz de los sucesos.

Yo reitero que se dieron sucesos naturales que no son ordinarios, eso fue lo que ocurrió en el Cajas. Todo el mundo sabe en Cuenca, por eso la afluencia de cuencanos fue casi nula al lugar, que el Cajas es un centro de energías telúricas inmensas. Todos lo reconocen, de un momento a otro llueve, hace sol, se ven rayos, pero eso no implica un hecho sobrenatural", dice en tono enérgico. "Soy profundamente creyente, creo en el milagro diario de la eucaristía. Eso es una realidad milagrosa. No creo en la mayoría de los hechos milagrosos, a los que la gente recurre, como solución a lo que humanamente se debió hacer y no se hizo. Y eso es contra el sentido de la magnificencia divina. Dios no suple
fallas señora, ténganlo por seguro".

La Iglesia actuó de manera mesurada, sin darle al tema mayor importancia. De hecho, el 15 de marzo de 1990 la Conferencia Episcopal Ecuatoriana se pronunció por única vez a través de un comunicado que ratificó el culto a la Virgen María, señalando también que "el sentimiento religioso es respetable, no puede sin embargo identificarse sin más, con la fe cristiana", en el mensaje se decía también que debía mantenerse la actitud de reserva y discreción que es la que siempre recomendó la Iglesia.

El documento fue firmado en ese entonces por Antonio González Zumárraga, arzobispo de Quito y José Mario Ruiz Navas, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Con la serenidad que da el paso del tiempo, monseñor Ruiz Navas acepta volver a tocar el tema: "Menos mal que los obispos no fuimos cómplices de eso. Pero no quiero herir a nadie, el único que tenía competencia para pronunciarse era el arzobispo Luna Tobar y él fue muy claro en indicar que no hubo hecho sobrenatural". Sobre los movimientos de sol manifiesta: "Yo le digo una cosa: si mi abuelo hubiera visto al Papa por televisión hubiese dicho que era milagro y eso era pura ignorancia, porque en ese entonces desconocían las
posibilidades de transmitir imágenes. Cuidado con llamar milagro a lo desconocido. Dios ya nos dijo todo lo que tenía que decir y nos habló en su hijo Jesús, eso nos lleva a todo lo que venga después,
no es nada nuevo, porque de lo contrario Jesús sería incompleto y un juguetón, lo cual es un absurdo".

¿Por qué la Iglesia no fue más radical entonces? "Le tocaba a Luna responder y él fue terminante, la Conferencia Episcopal lo respaldó y no lo podía suplantar en esa responsabilidad que solo a él le competía. Cada obispo en su diócesis tiene libertad. Nosotros consideramos que su decisión fue seria. Y tenemos muy en claro algo: eso no fue milagro. El pueblo no debe creer cualquier cosa, no confundamos fe con religiosidad".

En 1990, tres personas llegaron a las oficinas del ingeniero en electrónica, especializado en audio,
Hugo Rekalde, en Quito. Eran integrantes del grupo "Guardianes de la Fe", que fueron en busca del perito para que realice los análisis técnicos de la voz de Patricia Talbot, la intención de éstos era tener el veredicto técnico para enviar este resultado al Vaticano. Rekalde aceptó la tarea y viajó a Cuenca para grabar la voz de "Pachi" Talbot antes, durante y después del trance en que caía cuando transmitía el mensaje divino en los páramos del Cajas. El tres de marzo de 1990, Rekalde estuvo en el Cajas durante una de las revelaciones escuchadas por miles de personas y pudo grabar la voz de la Talbot. "La primera duda que tuve fue por una conversación que escuché dentro de una de las carpas instaladas en el sector", recuerda. "Entre dos personas se decían que ya era hora de comenzar la revelación, porque había amenaza de lluvia. Me pregunté: ¿cómo es posible que ellos pudieran decidir el momento de la revelación divina?".

Después, Rekalde fue uno de los conmocionados asistentes debido a que es un hombre de fe y no detectó ninguna otra anomalía. El problema lo descubrió en Quito, en sus oficinas, cuando revisaba el vídeo. "Ahí descubrí que en el instante en que Patricia Talbot entra en trance y comienza a emitir una voz que supuestamente es la de la Virgen María, empieza a la vez una doble amplificación del sonido conocida como sobreexcitación de audio", revela el perito. ¿Qué significa esto? "La explicación a este detalle técnico es que existían dos equipos de audio que emitían sonido o lo que es igual, que la voz que emitía Talbot durante el trance, era grabada y salía de una grabadora".

Más adelante en el vídeo, Rekalde encontró la respuesta a este fenómeno. Él sostiene que cuando Patricia Talbot termina su mensaje, se agacha y es abrazada por su novio, que siempre
permanecía a su lado. Momentos después, éste saca en medio de los abrigos de la Talbot, una grabadora. "Este mismo vídeo se lo enseñé a los Guardianes de la Fe, que vinieron días después a buscar los resultados de mi peritaje", recuerda Rekalde, "y les aseguré que si ellos volvían a reunir gente con estos propósitos, yo los delataría ante el país. A partir de ese día se acabaron las revelaciones".

Luego de su advertencia, Rekalde guardó silencio durante una década, nunca le dijo nada a nadie. Vistazo lo encontró por casualidad y tuvo que insistir mucho antes de que aceptara mostrarnos su evidencia. Al ver el vídeo, la duda parece despejarse: Andrés Vega saca de en medio de los abrigos de Patricia Talbot una grabadora, que pasa a uno de los guardianes de la fe que permanece esperando a su lado.

En lo que crédulos e incrédulos parecen coincidir es en el principio de Gamaliel: "Si estamos peleando contra Dios estamos perdidos, pero si eso es fraguado por hombres se acabará".

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