jueves, 25 de enero de 2024

LAS LLAMADAS APARICIONES DE LA VIRGEN MARIA

Las llamadas «apariciones» o «manifestaciones» de la Virgen María son fenómenos que suceden a lo largo de la historia de la Iglesia. La Iglesia católica ha reconocido muy pocas, y aún estas son consideradas «revelaciones privadas», dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no.

La Iglesia católica ha aprobado 25 de ellas como "de origen sobrenatural", 8 como "falsas" y 5 como "no aprobadas o de dudosa veracidad."

La tradición religiosa católica recoge como primera aparición mariana a la llamada Virgen del Pilar. Documentos del siglo xiii hacen mención a la antigua historia de la aparición de la Virgen María, estando ella viva en Jerusalén, al apóstol Santiago "el Mayor" cuando este predicaba en tierras españolas, concretamente en Zaragoza, junto al río Ebro, en torno al año 40 d. C. 

Luegosupuestamente se aparece la Virgen del Monte Carmelo manifestada a san Simón Stock. 

Aproximadamente en 1392 se aparece bajo la advocación de Virgen de la Candelaria a dos pastores aborígenes guanches en Tenerife (Canarias, España). 

En 1481, se aparece en la isla de Gran Canaria bajo la advocación del Pino. 

En el siglo xvi el 12 de diciembre de 1531 la aparición a san Juan Diego en México bajo el nombre de Guadalupe. 

En Guanare, Venezuela, el 8 de septiembre de 1652 se registra la aparición de la Virgen María al Cacique de los Cospes, el indio Coromoto y a su mujer, diciéndole en su propia lengua: «Vayan a casa de los blancos y pídanles que les echen el agua en la cabeza para poder ir al cielo». 

La llamada Virgen del Huerto se le apareció al joven Sebastián descalzo (en la mitad del siglo xviii). En el siglo xix aparece en La Salette a los pastores Melanie Calvat y Maximin Giraud (1846); en Lourdes (1858) a Santa Bernadette Soubirous; y en el siglo xx aparece en Fátima (1917) a los pastorcitos Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto.

Prácticamente cada santuario mariano tiene como origen una revelación o un fenómeno extraordinario vinculado a la Virgen María. La actitud de la Iglesia católica ante estos fenómenos ha variado según el caso, desde la aceptación, luego de un proceso de investigación y análisis intenso, hasta el rechazo. Muchas apariciones, especialmente sucedidas en el siglo xx, no cuentan aún con un dictamen formal. Benedicto XV fijó las normas a seguir para estudiar estos casos, en los que participa también la ciencia.

La praxis de los favorecidos con las mariofanías, incluidos fundadores de órdenes religiosas, ha sido el secretismo de las supuestas comunicaciones de María, por temor al malentendido y miedo a que la obra de fundación se viera perjudicada.

Quienes sustentan opiniones adversas a las mariofanías las asocian a movimientos marginales en la Iglesia, a expresiones excesivas de la piedad popular o incluso a alucinaciones colectivas. Desde fuera de la Iglesia, se las atribuye a veces a manipulaciones de la ignorancia popular por parte de los eclesiásticos o de los mismos gobiernos.

En la teología católica, se ha acentuado la consideración negativista de las manifestaciones, ya fueran epifanías, pero sobre todo las marianas, tendencia articulada ya desde el siglo xiv por Gerson. Se las considera como "revelaciones privadas", las cuales siempre han sido tratadas con sumo cuidado y reserva entre los formadores católicos, aduciendo testimonios como los siguientes:

Las revelaciones privadas no conciernen a la fe católica y no pertenecen al fundamento y principio de la doctrina eclesiástica, es decir, de la verdadera y auténtica teología, porque la fe no es una virtud privada, sino común - Melchor Cano, Opera de locis regis, libro 12

Se aduce también este párrafo de San Juan de la Cruz, que fue sacado de contexto a fin de extender el rechazo de las manfiestaciones en favor de una religiosidad común, esto es, sin mística. Esta cita debe ser entendida en el marco de la severa persecución sufrida por el santo, en el contexto de la represión de la mística popular propia del siglo xvi:

…el alma pura, cauta y sencilla, y humilde, con tanta fuerza y cuidado ha de resistir las revelaciones y otras visiones, como las muy peligrosas tentaciones…

San Juan de la Cruz, Subida del Monte Carmelo, 2, c.27

Esto se debe a que, según la teología católica, la revelación de Dios ha quedado cerrada con la muerte del último de los apóstoles ("revelación pública"), por tanto una revelación posterior y privada, sea de Jesús, María o un ángel, no puede añadir nada a lo ya revelado, es el principio de la certidumbre de la revelación contra la incertidumbre relativa de las apariciones que suponen un componente personal en el o los videntes.

Ante todo, hay que destacar la inexistencia de regulación alguna acerca de este fenómeno, ni en el Código de Derecho Canónico ni en ningún otro instrumento. Sí contamos con el Observatorio de apariciones y fenómenos místicos vinculados a la figura de la Virgen María en el mundo, creado por la Pontificia Academia Mariana Internacional con el objetivo de analizar e interpretar los diversos casos de apariciones marianas que esperan un pronunciamiento de la autoridad eclesiástica sobre su autenticidad.

«Ningún mensaje de las llamadas apariciones privadas debe estar en contraste con la revelación contenida en la Biblia», explica Stefano Cecchin, presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional

 

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